miércoles, 21 de noviembre de 2012

1x01 - Vida de un Goonie

Más allá del arcoiris, más allá del acantilado que se perfila entre la niebla, se escondía la enorme roca que el doblón había revelado al caer del mapa del tesoro en el desvan de Mikey. Cerca de allí se alzaba indeciso el desvencijado caserón donde se escondían los Fratelli y, cerca de este, reposaba escondido el tesoro de Willy el Tuerto bajo la atenta mirada sin ojos del pirata muerto. Encerrado en un sótano, como sepultado bajo secretos, el gigante Sloth tiraba de sus cadenas y reía como un niño cada vez que alguien dejaba caer a sus pies una chocolatina.

Aquel verano los Goonies aprendieron a vivir más allá de la vida del desván, el jardín y la tienda de caramelos. Presenciaron cómo la vida, bajo la forma de especuladores inmobiliarios, se abría paso entre ellos ajena a sus voluntades dispuesta a arrebatarles su sueño. Los muelles de Goon, aquel rincón que había visto crecer y juntarse a aquella pandilla, iban a ser demolidos. Y con ellos la infancia, las risas despreocupadas y el presente extatico en el que nunca se pronunciaba la palabra "mañana". Había llegado el momento forzoso de hacerse mayor y olvidarse de aquellas caras y aquellos motes. Pero los Goonies dijeron que no. Se plantaron. Recordaron que un Goonie nunca dice "muerto". Y se lanzaron a una aventura llena de piratas, trampas, barcos hundidos, mafiosos y tesoros. Pero su hazaña, su aventura más grande, fue la de aprender en ese transcurso a superar sus miedos para permanecer junto a los suyos, para defender aquello en lo que creían. Lo grandioso de su viaje fue aprender que luchar contra piratas, por ejemplo, es mucho más fácil que luchar contra uno mismo y sus fantasmas. Que dentro de cada uno de ellos existían cosas que solían esconder pero que, lejos de ser vergonzosas, eran virtudes capaces de salvarles de una muerte cercana. Aprendieron que no importa cuán guapa sea la chica o cuán feo sea el monstruo; que lo importante está detrás de aquello. Y los Goonies detuvieron el tiempo. Se ganaron al fin el derecho a abandonar sus recuerdos, sus motes y su infancia cuando a ellos les viniera en gana; como hacen los hombres que han peleado por aprender la lección.

Después de aquello cada uno de los chicos que interpretó a los Goonies tomó su camino y nunca se supo mucho más de ellos. "Mikey" se alejó del mundo del cine hasta que años después, sin ningún revuelo, volvió para encarnar a Sam Sagaz, el inseparable de Froddo Bolson. Su hermano en la película, Brand, ocupó un lugar muy discreto en el mundo de la actuación hasta que regresó con un papel importante en "No country for old men", curiosamente acompañado de Javier Bardem. Gordi flirteó con el mundillo sin mucho acierto hasta que el 91 decidió dejar de intentarlo. Data, que el año anterior había sido compañero de Indiana Jones en el templo maldito, acabó por dedicarse a ser doble en escenas de acción y coreógrafo de luchas. Sloth, jugador de futbol profesional, se deshizo de su maquillaje, dejó crecer pelo en su cabeza y se convirtió, quién lo diría, en el galán que muestra la imagen para morir en 1989 por sobredosis. Richard Donner, el director, fue el responsable de títulos tan emblemáticos como Superman, Arma letal, La profecía, Lady Halcón y otros tantos.

Y no sé más de ellos.

Muchas veces, tumbado a la sombra de los muelles de  Goon, me parece entrever la silueta de un barco que sale del mar. Y siento en mi cara la risa de los chicos y el grito alegre de Sloth, huelo la aventura en el aire y salto emocionado esperando encontrarme sus caras de nuevo, esperando que vengan y traigan consigo noticias de mí. Luego pasa una nube, deja su sombra y sigue sin haber ni rastro de ellos. Y me pregunto con envidia en qué andarán esta vez metidos; y por qué no habrán venido a buscarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario